Este estuche para lápices a juego con el cuaderno «Los azulejos de la casa deshabitada» tiene un estampado que cuenta una historia, y es ésta:
La geometría de esta tela me recuerda a los azulejos que encontramos en la chimenea, enorme chimenea de una casa deshabitada.
La casa deshabitada estaba en un pueblo deshabitado, abandonado después de que cerrasen una explotación minera.
Los trabajadores huyeron del lugar buscando donde ganarse el pan y los edificios donde habitaban los encargados de la explotación quedaron también deshabitados.
Aunque tapiaron ventanas y cerraron puertas había un hueco en la parte trasera de la mayor de las casas por el que entrábamos directamente al sótano,
un almacén lleno de utensilios y objetos del pasado que disfrutábamos encontrando.
La casa era enorme, con unas escaleras de madera que subían girando hacia la derecha, muchas habitaciones, un espacio semicircular acristalado
y un gran salón donde quedaba lo único que aún no habían podido llevarse:
una chimenea enorme engalanada de azulejos con dibujos geométricos, era antigua y lujosa a la vez.
Nos sorprendía ver siempre semejante construcción destinada a caldear ese gran espacio en los días más fríos del invierno, cabíamos de pie sin tener que agacharnos.
Salíamos de allí imaginando las vidas de las personas que ocuparon esos espacios, que subían y bajaban a diario esas escaleras, que se colocaban en los días nevados delante de esa chimenea que podría haberles engullido.
Si quieres saber más sobre el estuche para lápices mira abajo en la pestaña ¿cómo son?
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