Este estuche a juego con el cuaderno entelado «Entre Tiempos» tiene un estampado que cuenta una historia, y es esta:
Hace unos cuantos años al abrir la puerta de mi casa no encontraba bloques de edificios ni aceras ni tiendas, sólo campo y hierbas salpicadas de flores como esta tela primaveral.
Había un camino bordeado de frutales que explotaban toda su belleza en primavera y llamaban a las abejas con sus aromas.
Todo el mundo quiere ver la primera rama de almendro en flor, todo el mundo quiere presenciar la salida del letargo invernal.
Yo paseaba con mi madre por este camino como si lo hiciese por el patio de mi casa, estaba tan cerca que podría serlo.
Percibía la llegada de la primavera mucho antes que ahora, estar cerca del campo es sentir el cambio de las estaciones en el momento justo, ahora se me pasa hasta la época de comer moras porque en la ciudad no hay zarzas que me recuerden la hora de recolectar.
Este camino bordeado de frutales era el parque donde montaba en bici, hacía montañas de piedras, dibujaba sobre la tierra y componía ramos de flores a mi madre.
A lo lejos se veía la casa pintada de blanco que fue habitada por un hombre que cuidaba los campos y espantaba de allí a los niños igual que a los pájaros, pero a mí eso me quedaba lejano.
Este cuaderno es un homenaje a ese paisaje que ya no existe y del que sólo queda la construcción del recuerdo.
Si quieres saber más sobre el estuche mira abajo en la pestaña ¿cómo son?
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